El manual del mal jefe, según Bruselas
Cargas de trabajo excesivas
A la escasa productividad de trabajar agotado se suma
que "las bajas tienden a ser
más prolongadas que las derivadas de otras causas". La Comisión advierte de que una cosa es un desafío y otra trabajar sin
medios para cumplirlo.
Mandar por mandar y puestos de trabajo injustificados
Un
buen jefe no es el que da más órdenes, sino el que da las correctas. "Cuando hay entusiasmo, convicción, orden, organización, recursos,
compromiso de los soldados, tienes la fuerza del ímpetu, y el tímido es
valeroso. Así es posible asignar a los soldados por sus capacidades,
habilidades y encomendarle deberes y responsabilidades adecuadas.
El valiente
puede luchar, el cuidadoso puede hacer de centinela, y el inteligente puede
estudiar, analizar y comunicar. Cada cual es útil", señala Sun Tzu en El
Arte de la Guerra.
No escuchar en las decisiones que
afectan al trabajador
La
comunicación debe ser "franca y bidireccional" para que los trabajadores estén al corriente de los cambios organizativos y
"comprendan exactamente qué se espera de ellos", dice Bruselas.
Además, escucharles sirve para adaptar mejor sus
habilidades y vida fuera del trabajo a la organización de la empresa. Así,
"las tareas monótonas se reducen al mínimo o se comparten y se anima a los
trabajadores a que asuman una responsabilidad plena".
Ascender al peor trabajador del mes
Bruselas advierte de que la distribución de trabajo,
recompensas, ascensos u oportunidades profesionales debe ser justa. Si no, unos
empleados se acomodarán mientras otros perderán interés en un empleo donde sus
esfuerzos no son reconocidos.
Humillar al empleado: acoso psicológico y sexual
La humillación y el desprecio son vistos muchas veces
como algo normal en el trabajo pese a ser
comportamientos "inaceptables" e, incluso, delictivos. La normalización del acoso y las amenazas es tal que un 66% de los
trabajadores españoles encuestados por Bruselas reconoció haber sido testigo de
estas conductas en 2013.
Olvidar que hay vida más allá del
trabajo
Cada persona es un mundo y la organización del
planillo de la empresa debe tener en cuenta las circunstancias de cada
trabajador para perjudicarles lo menos posible a la hora de distribuir los
turnos y vacaciones. Figurar haciendo horas de más es más ineficiente que
terminar el trabajo, irse a casa y volver al día siguiente despejado. Fuente: Diario el Mundo.
Empresas españolas, las menos preocupadas por
el bienestar de sus trabajadores 'quemados'
José Ortega y Gasset, dijo
una vez "el
esfuerzo inútil conduce a la melancolía".
Una
plantilla mal gestionada hace perder dinero a los dueños de la empresa y salud
a sus trabajadores. Así lo advierte la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo
(EU-OSHA), que calcula que en la Unión se
pierden unos 136.000 millones cada año por la caída de la productividad y los tratamientos derivados de trastornos
mentales como el estrés.
"Rendimiento empresarial deficiente", "aumento del absentismo" y "presentismo
(los trabajadores acuden a trabajar cuando están enfermos y no rinden como
deberían)" son algunas de las consecuencias para la empresa al forzar la
máquina más allá de su límite, según Bruselas.
El
problema es grave en España. Según
un estudio de 2013 de la Comisión e Ipsos, la mitad de los
españoles (49%) dice que es habitual sufrir estrés en sus puestos de trabajo.
Controlar el estrés es una obligación legal
Velar
por la salud de los empleados es una obligación de los empresarios. Así lo establecen la directiva europea 89/391/EEC y la Ley 54/2003
española. "El empresario deberá garantizar la seguridad y la salud de los
trabajadores a su servicio en todos los aspectos relacionados con el
trabajo", remarca el artículo 14 de una Ley que también destaca que lo
hará con la "adopción de cuantas medidas sean necesarias" y contando
con la "consulta y participación" de sus empleados.
"La evaluación
será actualizada cuando cambien las condiciones de trabajo", recoge la ley
española. Esta afirmación ha cobrado importancia en los últimos años vistos los
cambios introducidos por la crisis en el modelo económico y
laboral del país.
Cuando el trabajo afecta a la vida personal
La agencia europea advierte de que los riesgos psicosociales, como el agotamiento y la depresión, derivande una gestión mala de la plantilla. "Los trabajadores sienten estrés cuando las exigencias de su trabajo
son mayores que su capacidad para hacerles frente", índice el organismo
tras advertir de que no se debe confundir el estar desbordado con
hacer frente a una "situación desafiante" en la que se cuenta con los medios suficientes para desempeñar la tarea.
La mala gestión de los
riesgos psicosociales puede provocar, según Bruselas, "problemas de salud
mental, agotamiento y mala salud física, especialmente enfermedades
cardiovasculares y trastornos musculoesqueléticos".
No obstante, los
problemas también pueden trascender más allá del trabajo y afectar a la vida
del empleado: "dificultad para concentrarse y proclividad a cometer
errores, problemas en casa y abuso de las drogas y el alcohol " son algunos daños colaterales de pasarlo mal en el puesto de trabajo.
Y el problema se
extiende al negocio. Según otros estudios de Bruselas, entre un 50% y 60% de
las jornadas de trabajo perdidas se deben al estrés laboral, cifra a la que
habría que sumar la presencia de empleados agotados que son incapaces de
trabajar plenamente.
Los informes
consideran que un buen líder "debe ser abierto y accesible y debe
comprender las virtudes y debilidades de los miembros del equipo". Además,
debe "entender
las dificultades de los trabajadores fuera del trabajo, aunque no forme parte de la responsabilidad jurídica del empresario",
porque ello contribuirá a que estén centrados en sus tareas. Fuente: diario el Mundo.
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